Si a comienzos del siglo XXI la arquitectura aún estaba marcada por asuntos como la industria y la técnica, rápidamente llegó un cambio en una época determinada por la tecnología de la información y la ecología. En el proyecto de construcción de una escuela, que se menciona en este artículo, estos dos elementos se integraron marcando un estilo, ya que aquí los valores experimentales específicos de la industria, las competencias de la tecnología de la fabricación y los datos disponibles se utilizaron para crear un producto ecológicamente eficiente. Los requisitos “verdes” especiales consistían en reducir los costes de funcionamiento un 12% con ayuda de la entrada de luz natural en lugar de las fuentes de energía que se habían utilizado hasta el momento. En consecuencia se debía diseñar un sistema de muros translúcido, en el que la luz se debía dirigir de una parte de una superficie de grandes dimensiones a la otra. Este requisito se debía cumplir utilizando prefabricados de hormigón visto.