El 5 de mayo de 1835 se inauguró el primer trayecto de ferrocarril de Bélgica entre las ciudades de Bruselas y Malinas. Este tramo realizado en su tiempo con locomotoras de vapor se ha convertido hasta hoy día en una de las redes ferroviarias más modernas y más densas de Europa con una longitud total de 3536 kilómetros que por determinados tramos pasan trenes de alta velocidad que alcanzan velocidades de hasta 300 km/h. La infraestructura del ferrocarril belga está gestionada desde el 1 de enero de 2005 por la empresa belga Infrabel. Infrabel posee en Roeselare una moderna fábrica de hormigón en la que, a excepción de las traviesas de hormigón, se fabrican prácticamente todos los prefabricados para el ferrocarril belga. Principalmente se trata de canales de cables, zanjas de hormigón, bordillos para andenes y bloques de hormigón para pasos a nivel. En el año 2007 se adquirió una máquina de producción automática para canales de cables y cubiertas. Se trata del modelo Blizzard de la empresa alemana Prinzing GmbH, de Blaubeuren, que apuesta por una completa automatización del ciclo de producción.