En el 2002 el propietario de la red de ferrocarriles italianos (RFI, Rete Ferroviaria Italiana), decidió que a partir de entonces todas las traviesas de ferrocarril vendidas debían cumplir las recientes normas europeas para traviesas de hormigón pretensado de ferrocarril. Por esta razón y debido a la dinámica del nuevo programa de construcción para tramos de alta velocidad (300 km/h) para trenes de pasajeros, todos los fabricantes tenían que renovar sus plantas y adaptarlas al desarrollo más reciente.