Desde hace algunos años, el hormigón autocompactante (HAC) es un material de construcción habitual en muchas partes del mundo. Gracias al avanzado desarrollo técnico en el campo de los aditivos y a un mayor entendimiento de las recetas de hormigón se pueden reducir algunos problemas principales como, por ejemplo, los elevados costes materiales y el manejo difícil. Hoy día, esta tecnología se puede considerar desde muchos puntos de vista como una verdadera alternativa a la tecnología del hormigón clásica. No obstante, el empleo de adiciones inteligentes y aditivos combinados entraña riesgos incluso para el usuario entendido que se basan en la estructura compleja y en el sensible equilibrio del sistema. De este modo el empleo del HAC es seguro de forma limitada con efectos ambientales cambiantes durante el vertido, lo que en definitiva hace que en la práctica de la construcción se prioricen los hormigones convencionales.