Armaduras textiles de alto rendimiento para construcciones de hormigón delgadas y ligeras

Duradero y respetuoso con los recursos

Por su capacidad de moldeado tan variada, el hormigón armado es considerado el material de construcción más importante en la ingeniería civil. A las ventajas, como el moldeado, la elevada resistencia y la procesabilidad relativamente sencilla a bajos costes, se contrapone no obstante una desventaja decisiva: la sensibilidad a la corrosión de la armadura. El hormigón es altamente alcalino y forma sobre el acero una denominada capa pasiva, que protege al acero de la corrosión. Las sustancias que se introducen en el hormigón desde afuera pueden bajar la alcalinidad con el tiempo y dañar la capa pasiva, haciendo posible que la armadura pueda oxidarse. Esto provoca generalmente desprendimientos en el hormigón, lo que reduce la durabilidad de la estructura completa y conduce en casos extremos al fallo de la construcción. Especialmente las construcciones de los años 1950 a 70, que además deben soportar elevadas solicitaciones como, por ejemplo, los puentes, pueden presentar después de 15 a 20 años daños tan graves que requieren un saneamiento complejo y muy costoso. Para evitarlo, la armadura de acero debe estar protegida por un recubrimiento de hormigón con una densidad y un espesor suficientes, que según el estado actual de las normas debe ser de al menos 35 mm para los elementos constructivos exteriores. Especialmente en el caso de las placas de fachada, de ello resultan espesores de placa de al menos 100 mm para garantizar elementos constructivos duraderos. Si las armaduras de acero son sustituidas ahora por armaduras no metálicas, por ejemplo, textiles, entonces unos pocos milímetros son suficientes para garantizar la durabilidad y la unión entre el hormigón y la armadura. Esto permite fabricar placas de fachada con espesores entre 20 y 30 mm y ahorrar entre el 70 y el 80% de hormigón, lo que a su vez tiene un efecto positivo sobre los costes de transporte y montaje de los elementos prefabricados así producidos. El hormigón textil no solo es adecuado para la fabricación de nuevos elementos constructivos, sino también para reforzar elementos existentes. En estructuras existentes se pueden sanear, por ejemplo, construcciones amenazadas de demolición y ahorrar recursos. De forma análoga al hormigón con armadura de acero, las fuerzas de tracción liberadas durante la formación de fisuras son transmitidas aquí por la armadura textil. Se utilizan estructuras planas, tipo malla, que generalmente se fabrican como telas no tejidas de vidrio resistente a los álcalis (vidrio AR) o de fibras de carbono. Las fibras se caracterizan por presentar resistencias extremadamente elevadas, que son cinco a seis veces más altas que en el caso del acero de armadura convencional. A continuación se describen las propiedades esenciales de las fibras y los hormigones.

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