Apenas existe otro material con el que se pueda construir de forma tan escultural como con el hormigón. Las construcciones se levantan con solidez y fiabilidad a partir de esta piedra artificial moldeable y dan fe de la fuerza inspiradora de los arquitectos. Una de las obras más notables es la Casa del Portuale (casa del puerto). El arquitecto napolitano Aldo Loris Rossi diseñó hace unos 50 años este monumental edificio administrativo utópico en la zona portuaria de Nápoles. Polémica desde sus inicios, esta escultura de hormigón casi olvidada se está desmoronando lentamente. Para unos se trata de un monstruo gris, perdido que se derrumba, para otros significa una idea de espacio y arquitectura grandiosa de filigrana construida con hormigón. Este proyecto de Rossi se ha convertido en un símbolo del valor actual de la arquitectura brutalista. El edificio se ha abandonado parcialmente y una gran parte de las instalaciones se han trasladado a otras zonas del puerto. Rodeado de grúas, contenedores marítimos y vías del ferrocarril, sigue utilizándose para las actividades industriales y logísticas del puerto.